Sunday, November 26, 2006

CRÓNICA DE UN FESTEJO EXITOSO


Hola a todos.

Es bien sabido que nos gusta juntarnos, pero festejar el primer cumpleaños de Pórtico, más que una excusa, era un compromiso ineludible, y casi se imponía hacer algo especial.
Paula Salmoiraghi ofreció su casa, su parque y su parrilla, y a partir de allí los planes para un asado porticano se fueron armando.
El sábado 18, Martín y yo salimos de nuestra casa en Moreno a las 09:00 hs. Casi dos horas y tres colectivos después (uno de ellos averiado en plena ruta) llegamos a la casa de Bella Vista en la que nos esperaban Paula y sus hijos: Rafael, Magdalena y Julián.
Fuimos los primeros, pero algunos minutos después llegó Roberto Pereyra.
Tomamos unos mates mientras esperábamos a los demás, hojeando la revista Fierro de Paula, admirando las fotos del libro traído por Roberto y charlando acerca de los dilemas de la educación actual.
Al rato llegó Santiago Oviedo y, detrás de él, Fernando Bonsembiante, que venía cargado con un montón de libros suyos y una damajuana de vino patero.
Cuando empezábamos a temer por el destino de los que venía por autopista, llegó el auto. Oscar Arias traía a Patricio (Patrio), Diego (Vlad), Vivi y Rolando (Rolcon).
Después de las bienvenidas y los saludos pertinentes, juntamos el dinero ($15 por persona) y Vlad, Oscar, Roberto, Martín y yo salimos a hacer las compras, porque eran más de las 11:30 para entonces.
Rafael y Magdalena fueron nuestros guías. Empezamos por retirar la carne, que ya estaba encargada, luego compramos la verdura para las ensaladas y finalmente el pan y la bebida.
Cuando regresamos, Santiago ya había encendido el fuego. Roberto se ocupó de la carne y las achuras, y el asado estuvo pronto encaminado. Mientras, Paula iba sacando del horno las empanadas (de carne, riquísimas) y Vivi y yo preparábamos gran variedad de ensaladas con ayuda de los chicos. La gente, aún de pie, charlaba alrededor de la mesa degustando las empanadas y corría generosamente el vino patero (debo decir que cuando lo probé me pareció suave, frutado, exquisito; pero para estar segura me serví varias veces). :-P
El cielo no se había despejado del todo todavía, pero el parque era tan lindo y la compañía tan agradable, que no creo que nadie lo haya notado.
Carlos Morales (Aburcho) llegó a eso de las 13:30, luego se nos unió Pablo Gramajo y finalmente, completando la lista de asistentes, Ricardo Giorno. Fuimos 17 en total. : )
Roberto y Santiago se alternaron en la parrilla demostrando sus cualidades como asadores y disfrutamos de un excelente asado regado por exquisitos vinos (patero, tinto, blanco frutal, blanco dulce) y acompañado por ricas ensaladas (papas zanahoria, manzana, apio, lechuga, tomate, cebolla, huevo). Cuando ya estábamos pipones, alguien dijo: “yo me comería algo dulce”, y Oscar, Aburcho y yo fuimos a comprar helado. Sí, ya sé: somos de lo que no hay.
Para el momento en que regresamos de la heladería, habían levantado los platos y la amable concurrencia estaba ocupada en la charla de sobremesa, a la que nos unimos, repartija de helado de por medio. Eran dos kilos, pero apenas si alcanzaron. :-P
Así, charlando, nos pusimos a cebar mate (yo, amargos; Aburcho, dulces) y a degustar las riquísimas facturas traídas por Ricardo. Pablo disfrutaba de la hamaca paraguaya y jugaba con los gatos. En la otra mesa, Vlad, Vivi, Rolcon (en la reposera), Magdalena, Rafael y Paula se abocaron a las actividades plásticas para las que los asistentes habían llevado, pinturitas, papel, plasticola, tijerita, etc.
Los temas fueron pasando de los video juego al espíritu competitivo y los combates con pistolas de pintura y de las tribus urbanas a otros temas tratados en la lista, como la percepción de la realidad y el modo de hacer referencia a ella.
Preparando el sorteo, Martín anotó los nombres de los presentes y, para verificar que estuvieran todos, Paula tomó lista haciendo gala de años de docencia; deberían haber oído algunas de las respuestas.
Se sortearon: un CD con una selección musical hecha por Rolcon; el libro “Una odisea marciana”, escrito por S.G. Weimbaum; el DVD de la película “Stealth, La Amenaza Invisible”; y varios ejemplares de los libros: “La tardecita de los dioses”, “Una visita al dios del fuego” y “Historia del movimiento anárquico organizado de agitación surrealista”, escritos por Fernando Bonsembiante.
Fernando ganó uno de sus propios libros y se lo cambió a Pablo por el CD, entonces Rolcon comentó qué canciones componían la recopilación y por qué las había elegido. La explicación incluyó recitado de letras y reproducción de ritmos y sonidos, todo acompañado por la riqueza gestual que cabe esperar de él. Créanme: es una pena que eso no haya quedado gravado en video para poder compartirlo con la posteridad.
Casi sin que nos diéramos cuenta se nos fue haciendo de noche y, a nuestro pesar, abandonamos el parque. Fernando y Ricardo se despidieron y nosotros nos fuimos acomodando en el living de Paula.
Mientas Martín ponía el DVD (“Serenity”, película de la serie televisiva “Firefly”) ya nos llegaba de la cocina el aroma de los escones que Vlad había preparado y puesto en el horno (receta familiar, dice él; autentica delicia, digo yo).
Después de luchar contra el subtitulado que hacía ruido, terminamos viendo la película doblada al castellano y con comentarios de los presentes antes, durante y después.
Por supuesto, le siguió un caluroso debate acerca de la credibilidad de algunas escenas (en la esquina roja, Aburcho, con la frase: “Esa puerta no debió abrirse”; en la esquina azul, Martín, con la frase: “Es una película”).
Cerramos la noche pasadas las 22:00 cortando la torta hecha por Paula (de chocolate, rellena con dulce de leche y banana) y brindando con fresita.
Fue el cierre perfecto para un gran día y un momento muy emotivo para mí. Parece mentira que nada de esto existiera hace sólo un año atrás.
Después, las despedidas y la partida. Primero Roberto y Santiago, luego los que iban en auto: Oscar, Patrio, Vlad, Vivi y Rolcón.
Martín y yo nos fuimos al final, con Aburcho y Pablo, para tomar el colectivo hacia Morón, por lo que la charla con ellos duró un poco más. Estuvimos todo el viaje hasta la estación hablando de cuentos de extraterrestres y sus variaciones, invasiones ridículas y otras yerbas. Pablo iba hacia Caballito (en dirección contraria) pero Aburcho nos acompañó por dos estaciones antes de bajar en Ituzaingó.
Martín y yo arribamos a nuestros pagos morenenses después de las 01:00 y tuvimos que trabajar al otro día, pero todavía me dura la sonrisa.

Un abrazo para todos

Laura

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