Saturday, February 03, 2007

Crónica de un festejo con disfraces (28-01-2007)






Hola, amigos.

El 23 de enero fue mi cumpleaños y, como somos gente que no desaprovecha oportunidad de pasarla bien, decidimos reincidir con reunión y asado en casa de Paula Salmoiraghi.

Martín y yo salimos de nuestra casa en Moreno a las 10:45, algo más tarde que la vez anterior porque habíamos quedado en encontrarnos con un matrimonio amigo que al final no pudo venir.
Viajamos bien y sin sobresaltos, y llegamos a destino poco después de las 12:00. Un par de cuadras antes de la casa de Paula, nos encontramos con Patricio (Patrio) y Oscar Arias (Andrew Gladstone) que habían ido a retirar la carne y comprar la verdura. En casa de Paula ya estaban Santiago Oviedo, el primero en llegar, Pablo Gramajo y Julian, el hijo mayor de Paula. Poco después regresaron Diego Picard (Vlad), Vivi y Rolando (Rolcon), que habían ido a comprar el pan y las bebidas con los irupecitos menores: Rafael y Magdalena.

Alegremente acomodados en el hermoso parquecito, nos pusimos a charlar. Vivi y yo empezamos a armar las empanadas con el relleno que llevé, mientras Santiago iba prendiendo el fuego. Después preparamos las ensaladas con la valiosa colaboración de Magdalena y Rafael. :-)
Vlad recibió el llamado de una amiga suya, Fabiana (de Patín en Línea), que tenía que devolverle unos patines, y él aprovechó para decirle que se nos uniera. Para cuando fue con Paula a buscarla a la estación, salía del horno la primera tanda de empanadas, empezaba a correr el vino tinto y ya venía olorcito rico desde la parrilla.

Debo decirles, amigos, que Fabiana resultó ser una chica preciosa y sumamente agradable. Espero que la haya pasado bien y volvamos a contarla en próximas reuniones. Lo mismo que a Mario (de Libros, Ciencia y Café) que supo oficiar de asador, turnándose con Santiago.
La conversación fue y vino por los más diversos temas: De los cambios que sufrió la función del programador desde sus inicios, de las tarjetas perforadas y los inmensos discos rígidos, de cuando el “sistema operativo” era el programador; de lo fascinante que en el lapso de una generación todo haya cambiado tanto. De la educación y la forma en que algunos profesores premian o castigan la imaginación. De las decisiones políticas para obtener cambios sociales verdaderos, de la necesidad de metas realistas y proyecciones a futuro. De libros y de música. Incluso de la posibilidad de que nuestra próxima salida sea al cine, para ver “De ja vú”.
Basta decir que comimos, bebimos y charlamos como auténticos sibaritas. :-P

Ya estábamos en el postre y algunos habían adoptado posturas claramente de sobremesa (Pablo en la reposera y Rolcon en la hamaca) cuando todo se desbarrancó.

Paula, que estaba con una pollera cortita, se sentó en una silla que se movía y que le pellizcó la pierna entre dos tablitas, dejándole una dolorosa línea morada detrás del muslo. Mostraba su herida buscando consuelo y se tomaron varias fotos del daño. Cuando alguien comentó que quizás eran demasiadas fotos y cuestionó el motivo de las mismas, Patrio sugirió que era porque (textual) “en la red se podía cambiar ocho fotos de Paula por una foto de una mina que estuviera realmente buena”.

A partir de allí, amigos, ya no se pudo hablar seriamente de nada y todos cedimos a la chacota general. Vale aclarar que Patrio pretendió explicar sus palabras y se disculpó varias veces, temiendo las repercusiones de sus dichos, pero el daño ya estaba hecho. :-P

Ya eran más de las 17:00, Fabiana nos había abandonado y yo me dediqué a decorar el bizcochuelo que Magdalena me había hecho (de chocolate, por supuesto). Ella y Rafael fueron mis ayudantes. Como nos daba fiaca salir a comprar, nos fijamos en la heladera de Paula y fuimos haciendo según encontrábamos. Preparé una especie de merengue para rellenarla y recubrirla. La decoramos con trocitos de melón e hilos de chocolate al café. Ya verán por el video lo bonita que quedó. Martín le puso las velitas con los números “1” y “5” (para formar “15” y no, como dijo algún atrevido, “51”) y me cantaron el feliz cumpleaños.
Fue un momento muy emotivo, amigos.

Disfrutando del pasto, de los árboles, de los gatos y de los chicos trepando a los árboles, comimos torta, tomamos mate y charlamos mientras la murga en la plaza hacía sonar sus redoblantes como música de fondo.

Hablamos acerca de la complejidad de las relaciones humanas, en especial entre hombres y mujeres. De la dificultad para decodificar la multitud de signos, para entenderse y manifestarse de un modo cabal. De cómo algunos nunca logran escapar de esa trampa adolescente y eso condiciona toda su vida. Es un tema muy serio y lo tratamos con toda la seriedad del caso. Pero también da lugar a muchísimas bromas y las hicimos casi todas. :-P

Con la última luz de la tarde y después de tanto hablar del ser y el parecer, casi se imponía pasar a los disfraces (Paula se había puesto a tejer al crochet una elaborada tirita y Martín decía que se estaba haciendo el traje).

En este caso es perfectamente cierto aquello de que una imagen vale más que mil palabras, por lo que me remitiré a las fotos y videos.

http://scifigate.dyndns.org/Reunion%20Portico%20IX/index.html

http://scifigate.dyndns.org/videos.html

Sólo diré que yo me disfracé de hechicera, Rolcon de Gandalf, Vivi de mona, Vlad de él mismo (es decir, de jugador de jockey demoníaco), Rafael de engendro del mal y Magdalena de mona-bis. Y ese no fue el único caso de reutilización de disfraz: El cuchillo ensangrentado de Rafael, mi sombrero picudo y la peluca de Paula pasaron de cabeza en cabeza y esos colmillos falsos estuvieron en varias bocas, que a su vez amenazaron más de un cuello. :-P

Ya se iba haciendo de noche y Santiago y Mario se despidieron, mientras los restantes nos acomodábamos en el living y, con mate de por medio, debatíamos qué película ver a continuación. “If Only”, “Satura”, “El efecto Mariposa”, “Suspiria” y “Silent Hill”, eran algunas de las propuestas.

Finalmente triunfó “El efecto Mariposa” sobre todo porque, aunque algunos no estaban seguros si ya la habían visto o no, todos parecían interesados en ella. Mientras la veíamos se escuchaba algún comentario como: “ah, esto me lo acuerdo” o “esta parte está buena”. :-P

Nos dio hambre y algunos acompañaron el mate con torta y otros con sanguches de asado frío. Cuando promediaba la película, a eso de las 21:30, Oscar recibió un llamado y dijo que se tenía que ir. Rolcon, Vivi y Vlad, que habían venido en auto con él, empezaron a despedirse, pero Patrio prefirió cederle su puesto a Pablo, quedarse con nosotros y terminar de ver la película.
Entre los que ya la habíamos visto, debatimos acerca de los dos finales de la película: la versión que se dio en el cine y el corte del director, con un final mucho más oscuro.

Serían las 22:30 cuando Patrio, Martín y yo nos despedimos de Paula Irupé y sus irupecitos, y emprendimos el regreso.

Charlando sobre películas como “En la boca de la locura” y “El hombre polilla” viajamos en colectivo hasta Morón. Patrio tenía que ir en dirección contraria, pero se quedó con nosotros en el andén de enfrente. Hablamos de expectativas laborales y de los requisitos ridículos de algunos empleadores hasta que llegó nuestro tren.

Martín y yo llegamos a casa pasada la medianoche y hoy, a casi una semana de entonces, todavía me dura la alegría.

Sin temor a exagerar, les aseguro que este fue uno de los mejores festejos de cumpleaños propios o ajenos de los que he participado.

Gracias a Todos: a los que estuvieron, a los que quisieron estar y no pudieron, a los que enviaron sus buenos deseos y a los que simplemente se acordaron con cariño. Muchas gracias a todos, por un festejo inolvidable.

Un abrazo

Laura ayarmanot@yahoo.com.ar
PD: Estoy esperando las otras crónicas prometidas. :-)

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